Bofetadas Terapéuticas
Ser progenitor de menores de edad es un trabajo duro. Simplificando mucho la cuestión y aunque ésta no sea de broma podría parecer que antes todo estaba mucho más claro: los padres mandaban y punto. Frases del tipo “A mí con una mirada (asesina) me basta”, “un cachete a tiempo y ya está”, “con una bofetada me entiende a la primera”, se escuchaban a menudo y sin ningún pudor por el que las decía.
Es cierto que ahora se siguen escuchando pero en voz muy muy bajita y en reuniones clandestinas en las que unos sientan cátedra y otros asienten con la cabeza sin atreverse a mostrar su conformidad abiertamente o a confesar que, ellos o ellas también acuden a la bofetada “terapéutica” de vez en cuando.
El asunto es serio porque, al fin y al cabo, estamos hablando de la educación de los hombres y mujeres del futuro y del presente de niños y progenitores que deben convivir hasta que aquellos se independicen. La Audiencia Provincial de Alicante confirma una sentencia del Juzgado de lo Penal que imponía una pena de tres meses de prisión y una orden de alejamiento de seis meses, periodo en el cual ni padre ni hijo podrán ponerse en contacto.
Todo esto es consecuencia de la bofetada que recibe el hijo, de trece años, tras desobedecer las órdenes de su padre, estuvo llegando más tarde de la hora indicada durante varios días a su casa. El hijo denuncia al padre, el hijo después se arrepiente pero… es tarde, el delito se cometió y, conforme a lo previsto en el Código Penal procede la imposición de la pena. Hablando de leyes también habría que recordar que el Código Civil impone a los hijos la obligación de obedecer siempre a los padres mientras permanezcan bajo su potestad y respetarles siempre.
Si los progenitores “sacamos la mano a pasear” estamos fracasando en esa labor tan dura que es educar a nuestros hijos. Lamentablemente, y como en toda labor dura en la vida, se requiere mucho tiempo y paciencia para superar esa difícil prueba, un tiempo del que no disponemos. Cada uno que analice la distribución que hace de su tiempo y que valore si deja de dedicarle tanto tiempo a estar delante de una pantalla (móvil, tablet, ordenador, televisión o similar) para, simplemente, educar a sus hijos regalándoles, además de más tiempo, atención.
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